
Para nuestros ancestros, estas explicaciones mitológicas eran la verdad. Cada historia, cada mito, daban significado y finalidad a aspectos específicos de la vida y la existencia cotidianas. Además de prescribir la conducta, los mitos también proscriben la acción.
Muchas de las narraciones míticas más clásicas de la Antigüedad nos hablan del cruel destino de aquellos que osaban desafiar el Orden o del triunfo de quienes eran capaces de seguir ciertas señales divinas. Se pensaba que tal acción sólo podía conducir a la catástrofe personal y familiar.
Así los mitos se reconsideraban como una demostración de significados y del orden interior en el cosmos y la existencia humana. Eran el intento de explicar una percepción o experiencia y, al mismo tiempo, los hechos o casos capaces de justificar las distintas percepciones.
Referencia:
Bagarozzi y Anderson, 1996
Campbell, J. 1988
No hay comentarios:
Publicar un comentario